Constantes protestas y desmanes, sumado al auge del comercio ambulante, han hecho que un puñado de empresas -como Banco Santander- hayan decidido reubicar sus oficinas.
Eso sí, irse no es fácil. La fuerte desvalorización de las propiedades emplazadas en el centro, sumado a una vacancia de oficinas en aumento y escaso interés que tienen otras compañías por mudarse a la zona -entre otros factores-, hacen que la venta que deba hacer Santander de su edificio u otras empresas que quieran emular aquello, sea un desafío complejo.